IN VERA POPULARIS MEMORIAM
Cuarzo 20N aparentemente Biterminado. Presente en un campo de cultivo abandonado por las políticas de la UE tan dañinas para el campo como para la industria ex-pañola. |
20N y Patrimonio.
¡Protesta! y unas Flechas a favor del Aficionado.
¡Si que hay una Fiebre del Mineral! ¡Pero entre los amigos Globalistas del Pedo Sánchez! |
De manera que cuando se produce una crisis imprevista no hay otra herramienta para defenderse que recurrir a China! Porque con el Globalismo y la UE aquí ya no se fabrica ni lo más elemental!
Memoria Democrática a lo largo de la Historia:
1936. El PSOE saquea el Banco de España S.A.
Memoria Histórica del atraco a su propia nación. La más despreciable acción.
Junta de accionistas del Banco de España en el interior de la caja fuerte, junto a lingotes de oro Manuel Azaña y Juan Negrin. El Banco España era una entidad Privada.
El banco de España S.A. era un ente privado en tiempos de la 2ª Republica que custodiaba las reservas de oro y plata del Estado. Esto es algo que a menudo olvidan los "historiadores" apesebrados por el sistema.
El propio Indalecio Prieto escribió al respecto que no podían vanagloriarse de esta aventura conocida como el oro de Moscú:
“Un ministro socialista pidió autorización para proceder libremente; el Gobierno, del que formábamos parte otros cinco socialistas, incluso quien lo presidía, se la concedió, y socialistas eran también los bancarios que dispusieron cuanto se les ordenó, tanto en España como en Rusia, así como los paisanos que convoyaron el cargamento entre Madrid y Cartagena”.
La guerra empezó en 1936, pero ya desde los meses siguientes los mismos políticos que exigían a los españoles resistir hasta la última bala se preparaban un exilio dorado con el inmenso patrimonio robado tanto al Estado como a los ciudadanos.
Por el contrario, ninguno de los generales franquistas requisaba dinero o joyas para el caso de necesitar exiliarse en caso de que perdieran la guerra.
El 12 de septiembre de 1936, mientras las fuerzas del general Franco amenazaban con tomar la capital de España, el socialista Juan Negrín, ministro de Hacienda del gobierno republicano de Largo Caballero, presentó un decreto reservado que debía firmar Manuel Azaña autorizando el traslado de las reservas de oro del Banco de España "a un lugar más seguro". Y no había lugar más seguro entonces que la Base Naval de Cartagena. Pero éste no sería un traslado definitivo; el destino final de la reserva no era otro que la capital soviética, Moscú.
La madrugada del 14 de septiembre de 1936, a solo 3 semanas de iniciarse el conflicto, entraron en el Banco fuerzas de carabineros y milicias, enviadas por el ministerio de Hacienda de acuerdo con los comités de la UGT (socialistas) y de la CNT (anarquistas) en el mismo Banco, a las que acompañaban 50 ó 60 metalúrgicos y cerrajeros y un grupo de empleados de banca pertenecientes al Sindicato de Madrid.
El cajero principal, al ver que la reserva de oro iba a ser evacuada, se suicidó en su despacho. Su ética no le permitió ser cómplice. Este hecho ha sido negado por un conocido economista del PSOE.
Hay que añadir que los socialistas se dieron prisa porque la guerra había empezado solamente dos meses antes, el 18 de julio de 1936. La reserva española de oro había sido registrada por las estadísticas internacionales en mayo de 1936 como la cuarta más grande del mundo
A la vista hay 112 estanterías con un total de 34 tons. El oro de Moscú necesitaría 1.700 estanterías como esas. |
La orden de traslado y sus motivaciones
El 13 de septiembre de 1936 el nuevo ministro de Hacienda, el socialista Juan Negrín, por iniciativa propia emitió un decreto “reservado”. El decreto reservado decía lo siguiente:
“Ministro de Hacienda
Excmo. Sr:
Por su excelencia el presidente de la República, y con fecha 13 del actual, ha sido firmado el siguiente decreto reservado: La anormalidad que en el país ha producido la sublevación militar aconseja al Gobierno adoptar aquellas medidas precautorias que considere necesarias para mejor salvaguardar las reservas metálicas del Banco de España, base del crédito público. La índole misma de la medida y la razón de su adopción exigen que este acuerdo permanezca reservado. Fundado en tales consideraciones, de acuerdo con el Consejo de Ministros, y a propuesta del de Hacienda, vengo en disponer, con carácter reservado, lo siguiente:
Art. 1º: Se autoriza al Ministro de Hacienda para que en el momento que lo considere oportuno ordene el transporte, con las mayores garantías, al lugar que estime de más seguridad, de las existencias que en oro, plata y billetes hubiera en aquel momento en el establecimiento central del Banco de España.
Art. 2º: El Gobierno dará cuenta en su día a las Cortes de este decreto.
Madrid, 13-9-36.”
Es de observar que en aquella epoca el banco de España era un ente privado, Sociedad Anonima, y no un organismo publico como lo es hoy.
El 14 de octubre, Negrín visitó la embajada soviética para encontrarse con su embajador, Rosenberg, que se encontraba acompañado en su despacho por Alexander Orlov, jefe del servicio secreto soviético en España.
Negrín dijo ante Rosenberg y Orlov que el oro del Banco de España debería ser transportado a la URSS, donde "estaría a salvo de Franco". Sin exigir garantía alguna de su devolución a España. Se fio, sin más, de los soviéticos, porque ni Francia, ni Gran Bretaña, ni mucho menos EE.UU. podían asegurarle la custodia en secreto de las reservas de oro, y seguramente lo entregarían a Franco si éste resultaba vencedor de la guerra.
Orlov preguntó a Negrín dónde se encontraba el oro, se le respondió que estaba ya almacenado en un lugar seguro de Cartagena, llamado La Algameca.
La alegría de los soviéticos fue grande, pues Cartagena era el puerto principal en el que sus barcos descargaban armas y suministros para la República.
Orlov se trasladó a Cartagena, donde fue recibido por Kunznetzov, agregado naval soviético en esta base. Orlov le dijo que necesitaba transportar material de enorme importancia estratégica, y le autorizó a confiscar todos los barcos rusos que atracasen en Cartagena. Deberían ser descargados con rapidez y permanecer a la espera de órdenes. Un día después, Orlov y Kunznetzov se entrevistaron con Antonio Ruiz, comandante de la base naval de Cartagena. Ruiz se mostró dispuesto a colaborar en la operación y se comprometió a conseguir sesenta marineros para llevarla a cabo.
A finales de octubre, la fase final de la operación se puso en marcha: se emplearon para el transporte veinte camiones rusos Ziss que habían sido desembarcados en el puerto unos días antes formando parte de la llamada ayuda soviética, todos conducidos por tanquistas rusos llegados de la cercana estación de Archena al mando del coronel S. Krivoshein. Subidos en ellos se trasladaron los sesenta marineros facilitados por Antonio Ruiz.
Los marineros, todos jóvenes y de buena complexión, empezaron a cargar las cajas en los camiones. El contenido de cada camión era verificado por hombres de la NKVD (agentes rusos) y subordinados a ellos funcionarios del Banco de España y por el jefe del Tesoro, Méndez Aspe.
El 25 de octubre de 1936, los buques soviéticos 'Kim', 'Jruso', 'Neva' y 'Volgoles', con las 510 toneladas de oro en sus bodegas, zarparon del puerto de Cartagena en dirección a la Unión Soviética, escoltados por la Flota Republicana.
Junta de accionistas del Banco de España en el interior de la caja fuerte, junto a lingotes de oro Manuel Azaña y Juan Negrin
El decreto fue firmado por el Presidente del gobierno del Frente Popular, Manuel Azaña, a quien no se le informó cuando se aplicaría el decreto, ni tampoco el destino del tesoro.
El oro tardó tres noches en ser embarcado, y el 25 de octubre los cuatro barcos se hicieron a la mar rumbo a Odessa, puerto soviético del Mar Negro. Acompañaban a esta expedición, como personas de confianza, cuatro claveros del Banco de España (clavero era un custodio de las llaves de las cajas fuertes del Banco): Arturo Candela, Abelardo Padín, José González y José María Velasco. Cabe indicar, asimismo, que Orlov había reseñado 7.900 y Méndez Aspe 7.800 cajas; el recibo final fue por 7.800, y no se sabe si fue un error o desaparecieron 100 cajas de oro.
¡Los soviéticos aún decían que se les debía más oro! |
Críticas de Largo Caballero a la gestión de Negrín:
«¿Cuánto oro se entregó a Rusia? Nunca pudo saberse, porque el Sr. Negrín, sistemáticamente, se ha negado siempre a dar cuentas de su gestión.
Francisco Largo Caballero, marzo de 1939 El Destino del Oro del Banco de España
fuente: fundacion Andres Nin Indalecio Prieto México, D. F., Marzo de 1953.
Ante las concepciones que permiten a Miralles, a Viñas y otros, presentar como normal y hasta meritorio este conjunto de actuaciones, un ciudadano común sólo podrá desear fervientemente que tales "historiadores" no lleguen a estar nunca al cargo de las finanzas españolas.
A menudo los debates
se convierten en galimatías porque los presupuestos y valoraciones de
los intervinientes son muy distintas, aun si emplean los mismos
términos.
¿Cómo podríamos entendernos si no aclaramos previamente que
comportamientos como los descritos son considerados normales y
democráticos por determinados historiadores? Sólo una vez aclarados esos
presupuestos es posible hacerse una idea de la lógica del discurso.
¿España tenía oro de dudosa procedencia?
Azarosa es la historia de oro en España.
Obviamente no estuvieron acertados ya que, no mucho después, en el 2010 llegó a cotizarse la onza a 1550 dólares...
En estos momentos, El Banco de España solamente cuenta con 282 toneladas de oro.
El oro de Mont de Marsan.
En la localidad francesa de Mont de Marsan existía oro español desde 1931debido a que para mantener la cotización de la peseta se pidió un crédito de 9millones de libras esterlinas respaldado con oro. El banco de Francia se hizocargo de un depósito de 21.980 kilos de oro que el Banco de España tenía en Londres y 52.636 kilos se enviaron de Madrid a Mont de Marsan para respaldarel crédito, donde permaneció intacto hasta que en junio de 1937 con el cambio de gobierno francés y la entrada de Camile Chautemps48 se devaluó el franco, suspendió el patrón oro y pidió a España la devolución del crédito lo cual aceptó teniendo que vender 34,3 de las 74,6 toneladas quedando disponibles 40,2 t.
(Martín Aceña, 2012)
El colosal robo del Banco de España en OVIEDO durante la República en 1934. El PSOE también implicado.
Los revolucionarios de 1934 reventaron la cámara acorazada y se llevaron casi 14,5 millones de pesetas, el equivalente a 28 millones de euros actuales.
En el turbulento octubre de 1934, Asturias había estallado en una revolución que dejó profundas huellas. El jugoso objetivo del Banco de España de Oviedo no pasa inadvertido a los sublevados, que saben que el capital es la savia necesaria para toda revolución. Hasta ese momento, ningún atraco había obtenido el enorme volumen de dinero con el que lograron hacerse.
La noche del 9 de octubre, los revolucionarios asaltan lo que entonces era sucursal de la entidad y hoy acoge la sede de la Presidencia del Gobierno asturiano, en la calle Suárez de la Riva con esquina a Marqués de Santa Cruz. Se trata de un edificio aislado, sólido, que había sido construido junto a la fachada trasera de la moderna Diputación según los planos de José de Astiz y Benito González del Valle en 1917. Desde unos días antes, cuatro carabineros y media docena de soldados custodian el banco.
Pero no pudieron repeler el ataque de un grupo de aguerridos mineros al mando de Cristino García Granda, un gozoniego que no dejaría de luchar desde entonces, primero en la Guerra Civil y luego en la segunda Guerra Mundial junto a la resistencia francesa. Tras cuatro días de asedio, desde los tejados aledaños consiguen penetrar en el edificio y rendir a los defensores.
Entones se hace cargo el comité revolucionario. Graciano Antuña y el dirigente socialista Ramón González Peña, de quienes dicen que son los cerebros de la operación, acuden a ver cómo se puede reventar la caja fuerte del banco, una tarea que no resultaba fácil en absoluto. Las llaves (o al menos algunas de las necesarias; siempre había más de una y en distintas manos), dicen algunas fuentes, habían sido arrojadas al retrete por el director del banco, Jesús Álvarez Amandi.
Las puertas blindadas del sótano resisten. Tras varias propuestas e intentos, al final, solo con dinamita consiguen doblegar el acceso. El fabuloso botín es de casi catorce millones y medio de pesetas lo que, actualizado en dinero actual según la tabla del INE, supondría unos 28 millones de euros. También había en la cámara oro y joyas que los revolucionarios no tocaron.
En un primer momento, el dinero se envía a Sotrondio y se reparte entre las organizaciones y dirigentes sindicales. Hay historiadores que aseguran que anarquistas y comunistas negaron haber recibido parte del botín, que en ese caso -de dar crédito a esos testimonios- habría quedado en manos de los socialistas.
La revolución, como es sabido, fue duramente reprimida por el gobierno de la República y fracasó. El Banco de España envía al funcionario Crescencio Mendoza y Corcuera, director de la sucursal de Gijón. En las memorias de la entidad publicadas en 1935 sobre el ejercicio anterior se lee:
También recuerda ese documento que
Para tratar de recuperar el botín o parte del mismo, proponían una fabulosa recompensa de 250.000 pesetas a quien señalara pistas para recuperar los 14,4 millones sustraídos. La detención de Cornelio Fernández, alcalde y amigo de González Peña, llevó a requisar algo más de 1,5 millones en Las Regueras de los 2,6 que mencionaba el Banco de España. En Sotrondio apareció otro millón y luego otras cantidades hasta obtener unos 4,5 millones, según varias fuentes. Es decir, que en total se recuperó algo así como el 30% de lo robado en octubre de 1934.
Paco Ignacio Taibo dice en su obra sobre la revolución de 1934 que cinco millones acabaron en una cuenta secreta en Bruselas, después de haber pasado por París, y fueron administrados en el exilio por Graciano Antuña y Belarmino Tomás. La cantidad restante que quedó oculta Asturias serviría, añade, para financiar las redes clandestinas de evasión de los fugados.
En cuanto al destino de los revolucionarios, Ramón González Peña se escondió en Ablaña hasta diciembre de 1934, cuando fue detenido, juzgado y condenado a muerte en febrero de 1935, pero se le conmutó la pena por cadena perpetua. Tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de 1936 es liberado y elegido nuevamente diputado y ocupa el cargo de ministro de Justicia en el segundo gobierno de Juan Negrín. Tras la Guerra Civil huye a Francia y finalmente se exilia a México, donde murió en 1952 con 64 años de edad.
Cristino García Granda fue fusilado en España en 1946 después de regresar de luchar en Francia. Graciano Antuña fue apresado en Oviedo el 20 de julio de 1936, juzgado en consejo de guerra en Luarca el 3 de mayo y fusilado en las tapias del cementerio.
El Expolio Cultural.
Así expolió la República al menos once millones de € en bienes del patrimonio en 1938.
Los historiadores Francisco Gracia Alonso y Gloria Munilla detallan en «El tesoro del Vita» datos desconocidos del expolio histórico-artístico de Negrín y Prieto
Primero se envió el oro de Moscú, para pagar la compra de armamento Ruso por parte de la República sin negociar el precio, y luego el tesoro del yate «Vita» tomó rumbo a México con las joyas expoliadas de los Bancos y Monte de Piedad además de la colección numismática, de oro y plata del Museo Arqueológico Nacional para hacer lingotes del patrimonio artístico español.
“los españoles no verán el oro más de lo que puedan verse las propias orejas”. StalinEl ministro de Hacienda del PSOE Juan Negrín rubrica el primer episodio e Indalecio Prieto el segundo.
Dos líderes del PSOE enfrentados en la guerra y el exilio. Dos iconos de la República ignorando el artículo 45 de la Constitución de 1931:
el Estado debe salvaguardar «toda la riqueza artística e histórica del país, sea quien fuere su dueño, constituyendo el tesoro cultural de la Nación… que podrá prohibir su exportación y enajenación y decretar las expropiaciones legales que estimare oportunas para su defensa».
«El tesoro del Vita», exhaustiva y reveladora investigación de los profesores Francisco Gracia Alonso y Gloria Munilla que publica la Universidad de Barcelona, sigue la singladura del yate que cargó tesoros de las catedrales de Toledo y Tortosa, materiales de la capilla del Palacio Real de Madrid, depósitos de la Generalitat de Cataluña y el monetario del Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
Como tantas historias tristes, la del expolio artístico por quienes detentaban la legalidad republicana comienza en 1936, cuando Negrín crea la Caja de Reparaciones. Dependiente del Ministerio de Hacienda, su objetivo es la requisa de bienes: «No para protegerlos, sino para transformarlos», puntualizan Gracia y Munilla.
Frente a la política de conservación de patrimonio que encarna la Junta Central del Tesoro Artístico cuya gestión ha sido reconocida, la Caja considera que la compra de armamento para la guerra justifica la transformación de las obras de arte en valor monetario.
Al mando de la Caja de Reparaciones, Francisco Méndez Aspe, el hombre de confianza de Negrín y su sustituto en el Ministerio de Hacienda.
Lingotes de oro, el Patrimonio Histórico-Artístico de todos los Españoles Fundido.
El otoño de 1936, tras informar al presidente Azaña que la mejor manera de gestionar las reservas es la banca soviética, Negrín envía 7.800 cajas de lingotes de oro a Moscú.
El segundo capítulo, el de Prieto, se desarrolla dos otoños después.
A partir de la ley de 23 de marzo de 1938, que conmina a la entrega al Ministerio de Economía y Hacienda de las cajas privadas y depósitos en entidades bancarias privadas, se abren en Madrid, casi cinco mil cajas de alquiler, más de un millar de depósitos y una treintena de sobres con joyas.
Gracia y Munilla destacan:
«la extracción de los depósitos del Monte de Piedad de Madrid, donde las joyas requisadas constituían la prenda de más de treinta mil operaciones de pignoración por valor de 11,6 millones de pesetas. La mayor parte de dichas joyas acabaría en el cargamento del Vita».
Siendo estos depósitos del Monte de Piedad empeños de gentes humildes y trabajadores.
«Los bienes embarcados en el Vita siguen constituyendo un misterio», aseguran los historiadores, ya que cuando se realizó el envío a México no se realizó inventario alguno de la carga.
Según una lista aproximada del ugetista Amaro del Rosal, se incluyeron:
– cajas con oro acuñado y otros objetos valiosos depositados por la Generalitat de Cataluña;
– piezas pertenecientes al tesoro Artístico Nacional como la joyas de la capilla del Palacio Real de Madrid;
– objetos de culto; parte del tesoro de la catedral de Tortosa;
– ropajes y objetos religiosos de la catedral de Toledo como el «Manto de las cincuenta mil perlas de la Virgen del Sagrario»;
– piezas del monetario del Museo Arqueológico Nacional de «incalculable valor histórico».
De la requisa numismática del Museo Arqueológico Nacional, que en 1925 contaba con
160.000 monedas, 15.000 medallas y medio millar de piezas grabadas,
se encargó el subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Wenceslao Roces, con el concurso de Antonio Rodríguez-Moñiño.
Roces retornó del exilio y fue senador comunista en las elecciones de 1977: nunca asumió la responsabilidad de aquellos hechos.
Negrín versus Prieto
La carga estaba lista para embarcar.
El primero de agosto del 38, el gobierno adquiere por cincuenta mil libras un yate de recreo anclado en Southampton y que pone al mando del capitán José Ordorika. Botado en Kiel en 1931 con el nombre de Argosy, el yate fue rebautizado como Vita. Su destino era México y quedar a cargo de los colaboradores de Negrín.
Comenzaba otra guerra entre republicanos, esta vez, por el tesoro del Vita. Negrín versus Prieto.
Gracias a un pacto con el presidente Lázaro Cárdenas, Prieto se quedó con el tesoro que se descargó en Tampico. Su idea, explican Gracia y Munilla, «era convertir los materiales en fondos corrientes».
Cárdenas permitió a Prieto desmontar y fundir las joyas para venderlas al Banco de México.
Entre 1939 y 1941 se transformó patrimonio por valor de once millones de pesos mexicanos y otra parte de las obras de arte se vendió en EE.UU. Entre afinación de metales preciosos e impuestos, la Hacienda mexicana se quedó con un tercio del líquido recibido, apuntan los historiadores. Otra lectura, descarnadamente pragmática y poco romántica, de la generosidad de Cárdenas con el exilio republicano.
«La historia del Vita es un cúmulo de despropósitos. Un reflejo penoso de los enfrentamientos políticos que condicionaron en gran medida la derrota en la Guerra Civil y el agotamiento de la política republicana en el exilio como núcleo de resistencia a la España de Franco».
Pero lo más grave, concluyen Francisco Gracia y Gloria Munilla, es
«hasta dónde pueden llegar, en primer lugar, un gobierno y posteriormente quienes se arrogan la representación de la legitimidad legal en el empleo y la conversión económica del patrimonio histórico-artístico de un Estado en beneficio privado y sin rendir cuentas por ello. Precedente peligroso».
Adaptado de Sergi Doria.
Martín Almagro Corbea. Historiador y Director del Museo Arqueológico Nacional:
El Expolio del Frente Popular al Museo Arqueológico.
El Museo Arqueológico custodiaba una colección numismática de entre 160.000 monedas y 15.000 medallas (fuente: catálogo guía de 1926) y más de 200.000 en 1936.
La Junta de Incautación de Obras de Arte, creada por el gobierno (su nombre lo dice todo), cursó la orden de recoger y embalar los fondos de los museos, en principio por los saqueos e incendios de obras de arte que se estaban produciendo a manos de los partidos políticos. Los cuales portaban las mismas siglas que los que hoy nos gobiernan.
La recogida se realizó con la excusa de protegerlos por la Junta de Incautación dirigida por Rodríguez Moñino, quien ordenó al director del museo Arqueológicos la recopilación de ¡todas las monedas de oro! para ¡trasladarlas a Valencia! so pretesto de procurarles «una mayor seguridad». El director, asustado, no quiso saber nada y fue el conservador Felipe Mateo LLopis quien, retrasando todo lo posible y, obligado por Moñino bajo amenaza de «un tiro en la nuca», no tuvo más remedio que recopilar todas y pesarlas depositándolas en los gorros de los milicianos, enbalarlas en dos cajas con dirección al ministerio y allí a Valencia.
Llopis intentó hacer un acta o registro de las monedas históricas expoliadas pero el subsecretario Venceslao Roces, armado con una metralleta, destruyó los atestados y los transformó en una somera relación con el número total.
Lo que ocurrió después es como una película de gangsters.
Se almacenaron en la Torre de los Serranos en Valencia, de allí fueron al Monasterio de Pedralbes en Barcelona, y de alli se concentraron en la Caja de Reparaciones junto con muchas otras joyas robadas en las cajas de los bancos.
Al final de la Guerra fueron al Castillo de Figueras y luego a una Mina en Navajol.
Por documentos se sabe que el segundo mayor tesoro acumulado en la historia de Europa, solo por detrás del de El Vaticano, fue embarcado por el ex-gobierno republicano en el puerto de El Avre en el yate Vita junto con buena parte del Tesoro de El Escorial y de la Catedral de Toledo y la de Tortosa y las ya mencionadas joyas provenientes de las cajas privadas de los Bancos.
El yate Vita estaba consignado a nombre de José Puche, rector de la Universidad de Valencia, hombre de confianza afín a Negrín.
Cuando llegaron a México se trasladaron en dos vagones a la casa de Indalecio Prieto en Tampico donde fue fundido en lingotes de oro .
Eran piezas numismáticas irreparables de valor universal, como una gran Estátera de Cícico, un Dárico de oro, un Shekel de electrón (oro 30% y plata) de Cartago, Aureos de sesenta ases con cabeza de Marte, la mayor colección del mundo de monedas visigodas, la mejor colección del mundo de monedas Hispano-árabes, la mejor colección de Doblones españoles.
Mientras que su valor en oro de lo que se pesó rondaría los 300.000€ su valor numismático superaba los 10.000.000 €.
Llopis recordaba con verdadera amargura esta catástrofe para la numismática nacional llevada a cabo por los partidos de izquierda con la coartada de «proteger el patrimonio».
El mayor robo de la historia al patrimonio de una nación llevado a cabo por su propio gobierno ya no tenía sin excusa posible.
Indalecio Prieto se hizo cargo del tesoro en México pero fué reclamado por Negrín mediante una carta en la que se le preguntaba si estaba dispuesto a entregar el tesoro a los responsables de au envío. ¡Ni que decir tiene que Prieto rechazó devolverselo a Negrín dando la callada por respuesta (omertá), consiguendo así retener el tesoro pese a las contínuas peleas entre ambos.
¡Negrín, a través de su secretario, llegó a confesar que la intención del robo masivo fue financiar el exilio de lujo del ex-gobierno de la República (él y sus más directos allegados)! Esta confesión tira por tierra todas las alegaciones de los «demócratas» en el sentido justificar una «salvaguarda» del gran tesoro español.
Solo una mínima parte del oro sirvió para financiar a las asociaciones (juntas de auxilio de los republicanos españoles jare , sere…) que se ocupaban de los exiliados republicanos.
Las cajas del tesoro aparecieron años después flotando en un lago de los alrededores de México.
Parece ser que muchas monedas provenientes de las cajas fuertes particulares y de los Montes de Piedad (joyas empeñadas por trabajadores), de los bancos de Madrid, Barcelona y Valencia, se detectaron circulando por México pero NO las del Museo Arquológico Nacional que se consideran perdidas.
Al destruir el Gobierno Republicano la relación del material robado es absolutamente insostenible la tesis de la «protección del patrimonio» que la Ley de Memoria Histórica pretende imponer por la fuerza a todos los españoles.
Junto con el Tesoro salieron de España los cuadros más importantes del Museo del Prado «para su protección» que pasaron de ser gestionados por el Ministerio de Educación a pertenecer al Ministerio de Hacienda, al igual que el Tesoro del Museo Arqueológico.
El Ministerio de Hacienda era el que se ocupaba de la compra de armamento a la URSS.
José María Rancaño del PCE relata como en Figueras el vió el espectáculo del Ministro Méndez Aspe, que estaba al cuidado de este patrimonio histórico, rodeado de funcionarios y otros esbirros «en lucha angustiosa contra el tiempo deshaciendo relojes y joyas y echando a un lado las tapas de oro y plata y en otro la maquinaria, destripando todas la alhajas y metiendo lo que valía en cajas y maletas para llevárselo a Francia».
Toda la propanda del lamentable Gobierno Republicano es y sigue siendo vergonzosa ante un hecho similar y antecedente a los que se condenan en la Alemania nazi.
Ni la devastadora invasión Napoleónica, ni la destructiva desamortización de Mendizábal supuso tan grande pérdida para el Patrimonio de todos los españoles.
Datos objetivos que no se prestan a interpretación.
Adaptado de Martín Almagro Corbea. Historiador y Director del MAN.
El Expolio del Museo del Prado.
Durante la guerra, las obras del Museo del Prado, de otros museos y colecciones particulares, fueron trasladadas por las autoridades del Frente Popular a Valencia, en larga y arriesgada peregrinación, y de allí a Cataluña, donde quedaron almacenadas para ser luego sacadas a Francia, del 4 al 9 de Febrero, en setenta y un camiones cargados y avanzando bajo el fuego de la aviación nacional, salían de España con destino a Perpiñán.
Un comité internacional formado por los directivos de los principales museos de la democracia occidental había pactado con los responsables republicanos la expatriación del patrimonio artístico a la sede de la Sociedad de Naciones en Ginebra.
No se entiende el argumento de las autoridades republicanas de que en Madrid no existía un lugar adecuado para preservar las obras de arte; pues según Sánchez Cantón, subdirector del museo del Prado por aquella época, los sótanos del museo ofrecían refugio suficiente. Pero además se contaba con las cámaras acorazadas del banco de España, construidas a 30 metros de profundidad mediante las técnicas más modernas de la época.
Todo esto llevó a Salvador de Madariaga a afirmar que
«el cacareado salvamento de los cuadros del museo del Prado, lejos de ser tal salvamento, fue uno de los mayores crímenes que contra la cultura española se han cometido jamás».
En estas condiciones se "rescataban" las obras de arte. |
Al finalizar la contienda, el Gobierno español solicitó la devolución inmediata de todas las obras sacadas del país al Comité Internacional. Ante la presión de las autoridades españolas se devolvieron las obras de arte.
María Andrés-Urtasun ha publicado en Ediciones Idea un resumen de una investigación mucho más amplia sobre «el arte perdido en la guerra y localizado en el exterior». El resumen se titula El retorno del arte. Recuperación del patrimonio expatriado durante la Guerra Civil, y tiene el mayor interés.
Durante una primera etapa de la guerra fueron destruidas por el Frente Popular gran cantidad de obras y edificios artísticos de diverso valor, bibliotecas, etc., y otras muchas fueron saqueadas.
La destrucción continuó durante todo el conflicto, aunque atenuada por medidas tomadas por el Gobierno y por diversas juntas, dedicadas a incautar edificios y bienes del patrimonio nacional a fin de preservarlos de una barbarie inducida muy activamente por la propaganda de los partidos izquierdistas.
Naturalmente, el estudio de María Andrés-Urtasun es muchísimo más completo y detallado, y ofrece datos tan valiosos como el contraste entre el interés de muchos miembros de las juntas, centrado en preservar el arte por su valor intrínseco y como tesoro nacional, y el interés del Gobierno, centrado en el valor económico de las obras. La diferencia es esencial, pues sabemos que muy pronto Negrín decidió acopiar todo el material susceptible de venta, con un objetivo que explicó él mismo en su correspondencia con Prieto a raíz de la apropiación por este del tesoro del Vita: se trataba de que los jefes se asegurasen los medios económicos más cuantiosos posibles para el caso de ser derrotados y tener que ir al exilio, como ocurrió.
Y también, como ha mostrado el historiador anarquista Francisco Olaya, para redondear el envío del oro del Banco de España a Moscú, que se reveló insuficiente para atender a todas las compras de armas y demás.
Un aspecto fundamental y todavía no aclarado fue el motivo del traslado de los cuadros del Museo del Prado y otras pinturas y tapices invalorables, pero de venta imposible o muy difícil en el exterior.
Traslado que los puso en graves peligros y que no se justificó nunca por el supuesto de «ponerlos a salvo de los bombardeos», pues todos los peligros de bombardeo provinieron justamente de su traslado.
Se trataba de una argucia, y los políticos del Frente Popular sabían bien que El Prado era un lugar seguro, al punto de que lo utilizaron a lo largo de la contienda como lugar de almacén y tránsito de otras muchas obras artísticas.
La autora da informaciones muy interesantes sobre los detalles de la expropiación (no la llama así, pero de eso se trató), el traslado a Francia y la vuelta a España de aquellas pinturas y tapices, aunque no se extiende sobre su posible objetivo. Por mi parte, he expuesto la hipótesis a mi juicio más probable: estaban destinados a ser entregados a la URSS en compensación por la última y enorme remesa de armas enviada por Stalin después de haberse agotado, al menos oficialmente, el oro del Banco de España.
El modo caótico como terminó la campaña de Cataluña impidió que las obras pasasen de Francia, adonde fueron transportadas en condiciones muy precarias.
El libro no sólo es muy valioso, sino que abre un campo cuyo estudio, como la autora observa, está poco avanzado. Sólo una objeción, no eliminada por las explicaciones que da al final: el arte no fue «expatriado» (mucho menos «salvado» como pretenden con el mayor descaro sus ladrones), sino pura y simplemente robado. Se puede explicar esto de muchas formas, con mayores o menores matices, pero la prudencia de las expresiones de la autora resulta tan excesiva como cuando leemos informaciones sobre iglesias que «sufrieron un incendio en 1936».
Indiscutiblemente se trató de un expolio gigantesco similar al que después copiaron los alemanes durante la IIGM. Pues, por más que las juntas o muchos de sus miembros trabajasen de forma desinteresada, lo hacían inevitablemente a las órdenes y al servicio de unos jefes políticos que sí tenían intereses muy concretos al respecto.
Queda también inexpresado el contraste con la política seguida por los nacionales, de protección del patrimonio artístico. Protección que se extendió luego, como la autora detalla, a su rescate del exterior, que nunca pudo ser total, por no hallarse el rastro de muchas piezas o por haber sido ellas despedazadas o fundidas para su más fácil comercialización.
El libro, vale la pena repetirlo, avanza en un terreno todavía mal explorado, que seguramente permitirá hacerse una idea más exacta del carácter que tomó la guerra por parte del Frente Popular. Y del carácter de quienes hoy hacen la apología de aquellas izquierdas y separatistas, uno de cuyos efectos actuales es la involución antidemocrática en marcha.
No obstante, el “salvamento” de ese tesoro artístico aparece en muchos libros de historia como una gloria auténtica del Frente Popular. A través de José Renau, y por otras vías, las autoridades izquierdistas justificaron tal salvamento arguyendo que los bombardeos enemigos sobre Madrid “ponían en gravísimo peligro el patrimonio artístico español”, pues, como aseguraba Osorio y Gallardo, “ese y otros tesoros son bombardeados con predilección por los aviones fascistas”; además, el frío invierno de 1936 empeoró hasta límites peligrosos las condiciones ambientales de los museos; y, por fin, en Madrid no había sitio adecuado para preservar las obras de arte.
Las dos primeras razones se contradicen, pues si había tal peligro de bombardeo, las condiciones ambientales carecían de importancia, y si el peligro real eran éstas, entonces el del bombardeo debía ser escaso.
Además, la segunda es obviamente falsa. En su larga existencia, los museos habían conocido inviernos sin duda más duros.
También es falsa la tercera razón. Según Sánchez Cantón, subdirector del museo del Prado por entonces, los sótanos del museo ofrecían refugio suficiente.
Además estaba la cámara acorazada del Banco de España. Las autoridades izquierdistas afirmaron haber guardado allí unos cuadros, cuyo deterioro por la humedad les disuadió de utilizarla.
Pero aquellas pinturas no estuvieron en la cámara, sino en otras dependencias del Banco, y Madariaga es tajante al respecto:
“El cacareado salvamento de los cuadros del Prado, lejos de ser tal salvamento, fue uno de los mayores crímenes que contra la cultura española se han cometido jamás. Madrid poseía, quizá entonces, precisamente la mejor cámara subterránea del mundo para la protección de tesoros artísticos, recién terminada con arreglo a la técnica más moderna, a treinta metros de profundidad bajo el Banco de España. A los técnicos ingleses que visitaron España entonces se les enseñó un par de cuadros del Greco enmohecidos por la humedad para hacerles creer que esta cámara no era suficiente. A la sazón presidente de la Oficina Internacional de Museos de la Sociedad de Naciones, pude estudiar documentación suficiente para asegurar aquí que los cuadros del Museo del Prado no debieron haber salido nunca de Madrid, y que no hubieran salido de no haber predominado en el Gobierno de entonces la pasión política más miserable sobre el respeto a la cultura y al arte”.
Queda el riesgo de bombardeos.
El investigador Álvarez Lopera explica en una monografía sobre el tema:
“¿Fueron atacados el Prado y el edificio de la Biblioteca Nacional directa y deliberadamente o cayeron bombas sobre ellos por error? Quizá el escaso número de bombas caídas sobre ambos, y consecuentemente la poca entidad de los daños, haya sembrado el escepticismo ante las afirmaciones republicanas. Pero recuérdese el tipo de estrategia empleada en esos momentos sobre el cielo de Madrid. Era el terror. Se atacaban preferentemente hospitales, asilos, los barrios más poblados. Se pretendía, dice Thomas, ver la reacción de una población civil ante un intento cuidadosamente planeado de prender fuego a la ciudad, barrio por barrio ¿En virtud de qué principios éticos o culturales se puede entonces esperar que los aviones nazis y fascistas hicieran una excepción con las pinturas y con las estatuas?”
Y acompaña cifras:
“Sólo los bombardeos nocturnos de los días 8 y 9 (de noviembre del 36) produjeron 350 víctimas. Ahora se hicieron diarios. El 16, una incursión que costó 250 muertos y 600 heridos iniciaba la matanza metódica de la población civil. Fue, dice Delaprée, un trabajo bien hecho, una siembra copiosa y cuidadosamente dosificada por todos los barrios del centro. Ese mismo día comenzaba el martirio de los monumentos y museos”.
Afortunadamente se conserva en el Archivo Histórico Militar la estadística confeccionada por los responsables izquierdistas, no destinada a la propaganda, según la cual en todo el mes de noviembre los muertos por bombardeos en Madrid fueron 312, y las casas dañadas 486.
Nada que ver con los impresionismos propagandísticos citados. Hubo, en efecto, un ensayo de “bombardeo de desmoralización”, pero de escasa envergadura, como indican los datos. Ello aparte, la aviación soviética se mostró por entonces superior técnicamente a la enemiga, impidiendo a ésta el necesario dominio del aire. Sin olvidar que ese tipo de ataques a la población civil los habían iniciado los llamados “republicanos”.
En ese contexto salta a la vista que las escasas bombas caídas sobre edificios culturales, y contra lo que pretendía Osorio, obedecieron a errores de puntería. La excepción fue el palacio de Liria, bombardeado probablemente por creer que albergaba algún organismo político o militar izquierdista.
Decenas de palacios y edificios históricos y culturales habían sido incautados por los partidos y sindicatos para sede de sus actividades.
Está perfectamente claro que la causa de la evacuación del tesoro artístico no estuvo en el peligro de bombardeos, como corrobora otro hecho decisivo: el propio museo del Prado siguió sirviendo, durante la guerra, de almacén de objetos artísticos requisados, hasta el número de 20.000, como reconoce Álvarez Lopera, muchos de los cuales siguieron siendo trasladados desde allí a Valencia. ¿Cuál fue, pues, la verdadera razón?
Eso merece un estudio aparte.
Estado en que dejó la República el Cerro de los Ángeles. |
«El martirio de las obras de arte»: los archivos del Vaticano revelan los estragos de la República en Valencia – ABC
El sacerdote e historiador valenciano Vicente Cárcel Ortí ha publicado, en el último número de la revista de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia “Anales Valentinos”, una investigación sobre la destrucción del patrimonio histórico-artístico en la Valencia republicana de 1936, que ha podido documentar tras la reciente apertura de los archivos del pontificado de Pío XII (1939-1958) en el Vaticano.
Así, la apertura de los archivos de Pío XII “permite a los historiadores que llevan años documentando la historia española del siglo XX ampliar sus estudios desde las fuentes vaticanas inéditas”, ha indicado Cárcel, que ha concluido recientemente su serie de libros para la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos) sobre la II República y y la guerra civil, centra ahora sus investigaciones en el pontificado de Pío XII.
Uno de los documentos de “mayor interés” que Cárcel ha podido identificar es la “Relación de los hechos ocurridos con motivo de la guerra determinada por el levantamiento cívico-militar del 18 de julio de 1936”.
Este informe recoge todos los daños sufridos por las diócesis españolas, fue remitido al Vaticano en 1941 por el nuncio monseñor Gaetano Cicognani y sus referencias a Valencia son las que han sido editadas ahora Vicente Cárcel.
Ese informe fue elaborado por el entonces canciller y secretario de Cámara, Miguel Fenollera Roca (Valencia, 7 junio 1880 – 3 mayo 1941), fundador de las Operarias del Divino Maestro (Avemarianas) y se trata de una
“nueva aportación para la memoria histórica diocesana, que completa las biografías de los más de 350 sacerdotes mártires, varios centenares de religiosos y religiosas así como de numerosos seglares, entre ellos los hombres y mujeres de Acción Católica beatificados en 2001”.
Es “una aportación muy novedosa porque describe la pérdida del patrimonio histórico, artístico y documental de cada una de las parroquias de la archidiócesis valentina en el que ha sido denominado como el “martirio de las obras de arte”,
El informe describe minuciosamente lo que sucedió en la capital, comenzando por la Catedral, el Palacio Arzobispal y el Seminario de la calle de Trinitarios y siguiendo por todas las parroquias de la ciudad.
También ofrece la relación completa de los pueblos por orden alfabético, indicando los destrozos sufridos por las casas parroquiales, los archivos y pequeñas bibliotecas, las numerosas obras de arte religioso y el mobiliario litúrgico de cada iglesia, la profanación de cementerios y tumbas. En general fueron tablas góticas, lienzos, tallas, esculturas, custodias, vasos sagrados, cruces procesionales, objetos de orfebrería religiosa, ornamentos sagrados, y
En resumen,
“un ingente patrimonio de carácter histórico, artístico y documental que Valencia perdió para siempre, porque después de la guerra sólo se pudo recuperar una pequeña parte de lo destrozado y robado en aquel trágico trienio”,
Otro Expolio de los «Demócratas»: Lo que queda del antiguo Museo del Ejército.
El pasado 18 de enero asistí en el Ateneo de Madrid a una conferencia a cargo de la Asociación de Amigos del Museo del Ejército, organizada por la Agrupación El mar y sus ciencias, Antonio de Ulloa. El panel de conferenciantes lo formaban:
– Juan Manuel Gracia Menocal, 1º vocal del Ateneo, presidente de la Agrupación organizadora.
– José Durán, ingeniero, presidente de la Asociación, y miembro (como yo) de la Real Academia Asamblea Amistosa y Literaria (fundada por Jorge Juan).
– Juan Antonio Sánchez, general de Brigada (R), miembro de la Asamblea Amistosa, y ex-director del Museo.
– Armando Marchante, general de Birgada (R), historiador.
– Gabriel Portal, almirante, presidente de la Fundación Philippe Cousteau
Allí se puso de manifiesto que la situación del Museo es irremediable.
Se ha perdido para siempre el mejor museo europeo de historia militar (como dijeron, citando a personalidades en la materia, varios asistentes).
¿La causa? la dijo el general Marchante al empezar su intervención:
«el expolio se había producido por la ignorancia, la desinformación, la soberbia, y también la mala fe de nuestros políticos».
Historia del Museo.
Lo creó Manuel Godoy en 1803, y era (porque ya no existe) el más antiguo de España después del Museo de Ciencias Naturales (más antiguo que El Prado, que se abrió más de 30 años después).
Su primera ubicación fue en el Arsenal Central de Artillería (parque de Monteleón, Madrid), y contaba, principalmente, con los fondos de Artillería (allí se depositaban una copia de cada modelo de arma nueva que se fabricaba). Fue allí donde el personal y fondos del Museo entraron en combate contra Napoleón, el 2 de Mayo de 1808, bajo el mando de los capitanes de Artillería Daoiz y Velarde, y del Teniente de Infantería Ruiz.
En 1815 se trasladó al palacio de Buenavista (sede actual del Cuartel General del Ejército), e incorporó nuevas colecciones; la principal, las 2.000 banderas (aproximadamente) que eran patrimonio Real. Y siguió recibiendo colecciones y piezas.
En tiempos de la regencia de Espartero, éste reclamó para su uso ese palacio, y el museo se trasladó al palacio del Buen Retiro, que ha sido su sede interrumpida hasta ahora.
Fue incorporando fondos, tanto aislados como colecciones. Entre las más importantes:
— La espada Tizona del Cid (ganada al rey de la taifa de Valencia, y fabricada, según estudios del Instituto de Mineralogía, en Córdoba entre el 1025 y el 1040). Fue utilizada por los reyes castellanos para jurar los fueros, hasta que los Reyes Católicos se la donaron al marqués de Falces. Uno de sus últimos descendientes la prestó al Museo tras la guerra civil y, ante el riesgo que corría con el traslado, y tras la negativa del Ministerio de Defensa a comprarla, se la ha vendido a la Junta de Castilla y León, para que esta taifa la exhiba en Burgos.
— La colección de armaduras de combate (S. XIV a XVII) del duque de Medinaceli, que depositó en 1936, ante el riesgo de que fuera destrozada por las milicias demócratas de retaguardia del Frente Popular. Según tengo entendido, se ha retirado y depositado en ¿la Real Armería?
Historia del palacio del Buen Retiro.
Lo mandó construir el Conde-Duque de Olivares al comienzo del reinado de Felipe IV (hacia 1623). El rey —muy joven entonces— quería ir a combatir con los Tercios a Flandes, y el Conde-Dque, viendo que peligraba su privanza, le convenció que se quedara en Madrid, construyéndole un edificio (en terrenos, en parte, propiedad del mismo Conde-Duque) para que disfrutara de un buen retiro, en un lugar más confortable que el viejo palacio real. Allí, en el salón principal (primero Salón Dorado y luego Salón de Reinos) se interpretaban comedias. Y allí se trasladaba el rey, aficionado a comedias y comediantas.
Este salón (que es muy importante, para entender lo que ha ocurrido ahora con el Museo), estaba decorado con pinturas de Velázquez y otros pintores de su época, españoles e italianos; entre ellas, el famoso cuadro de Las Lanzas (o de Rendición de Bredá).
Los Borbones prácticamente no le dieron utilidad. Napoleón lo destruyó, volando tres de sus cuatro torretas.
Cuatro de sus cuadros marcharon a París, como botín de los franceses, y sólo se pudieron retornar tres (el cuarto quedó irrecuperable). Y cuando, hacia 1842, el Museo se trasladó, vivían unos «okupas» en el piso superior. Costó mucho acondicionarlo para Museo, pero se consiguió.
Conatos de traslado del Museo (casi todos, al Alcázar de Toledo)
El primero conocido, fue en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera.
Se trasladaron algunos fondos, pero se dio contraorden, y retornaron a Madrid al poco tiempo (1-2 años).
El segundo, con Franco.
El Caudillo recibió una propuesta. Pidió dictamen a las Reales Academias y a catedráticos universitarios, y todos lo desaconsejaron, por lo que se paró.
El tercero, aparece en 1985.
Los profesores Elliot y Brown, de la Universidad de Yale, hacen un estudio profundo sobre el reinado de Felipe IV y dictaminan que el Salón del Reino puede reconstruirse a su estado original. No citan, entre sus fuentes, los escritos de Ceá Bermúdez (principio del s.XIX) ni uno, el más completo, realizado a principios del s-XX. Ambos demostraban que era imposible restaurar dicho salón a un estado cercano al original: ¿Sería por la soberbia anglosajona ante estudios de españoles?
El papanatismo hispánico hizo que el gobierno González y las fuerzas vivas de la época, hicieran caso al estudio. Hacia 1990, se habló del traslado del Museo a Toledo, pero no se hizo nada.
Aznar sí tomó esa decisión en 1995 (sin consultar a Reales Academias ni a catedráticos de nivel reconocido), y la materializó en un decreto en 1997.
Todas las Reales Academias más importantes (excepto la de Bellas Artes), dirigieron escritos a Presidencia de Gobierno manifestando su discrepancia con la decisión, pero fue inútil.
Lo que añado no es de la conferencia de ayer. El entonces director del Museo (y compañero mío en otras asociaciones), el general Juan Antonio Sánchez, ya había recibido por parte del ministro de Defensa, Eduardo Serra, preguntas del tipo
«¿No te parece que hay demasiado espacio dedicado a la guerra civil y hechos posteriores?».
Él le respondía:
«Ministro, de las veintitantas salas, sólo una —y no de las grandes– está dedicada a eso».
Cuando llegó el decreto, y le pidieron hacer algunas cosas que iban contra su honor, se negó, y le cesaron.
Acciones contra el traslado.
Miembros de la Asociación de Amigos de los Museos militares crearon, ante la situación, una Asociación específica de defensa del Museo del Ejército, interviniendo —o protagonizando— en las siguientes acciones.
— Acuerdos tomados por el pleno del Ayuntamiento de Madrid contra el traslado, en tres plenos en tiempos del alcalde Álvarez del Manzano. El impulsor de estas decisiones fue el socialista Echazarra, que intentó otras acciones, encontrándose con la oposición de todos los demás concejales.
—Propuesta del Ayuntamiento de Madrid al Ministerio de Defensa, para trasladar el museo al Cuartel del Conde-Duque, recientemente restaurado. Negativa del Gobierno de turno (¿había otros intereses ocultos?; ¿se quería borrar toda huella del asedio del Alcázar de Toledo, al tiempo que se aprovechaba para no exhibir fondos relativos a la guerra civil y franquismo?).
— Carta a la UNESCO, explicando el daño al conjunto arquitectónico, al decidir construir el «bunker» de ampliación. Esta decisión se tomó cuando se vio que el Alcázar no tenía espacio suficiente para el Museo, porque los dos pisos altos los había utilizado la Junta de la taifa de Castilla-La Mancha para su archivo y colección de esculturas, en tiempos de Bono quien, al inaugurarlo, declaró públicamente: «Por fin hemos tomado el Alcázar» (¿quiénes eran hemos?; ¿los que habían perdido la guerra, porque los ciudadanos de esa taifa siempre tuvieron el Alcázar).
— Respuesta de la UNESCO, invitándoles a París para que explicaran y argumentaran la situación. El director general de Patrimonio de la UNESCO fue a reunirse con ellos en su hotel, y les dedicó un día entero (el día siguiente). De aquello salió una decisión de la UNESCO de declarar a Toledo en 2001 en situación de cautela (no recuerdo exactamente el término). Esta situación no se ha revocado, aunque tampoco ha ido a más (seguramente, por razones políticas).
— Acciones ante el Ministerio de Defensa, que les ha recibido varias veces, diciéndoles siempre que no hay nada que hacer.
— Recogida de firmas en su barrio. Al presentar 10.000 firmas en el Ministerio de Defensa, el actual presidente de la Asociación escuchó decir a uno de los funcionarios que las recibió (dirigiéndose a otro): «¿las tiramos a la basura ya, no?». El otro contestó: «no lo hagas, que te puedes meter en un follón».
— Intentos de visitar las obras del «bunquer», y el museo del Alcázar, y asistir a los trabajos de traslado. El Ministerio de Defensa se lo ha impedido.
El presupuesto.
Alguien preguntó, al final, cuánto había costado el traslado. Se le respondió que se presupuestaron en 1997 4.5000 millones de pesetas, pero que por información indirecta (no les dejan acceder a las cuentas) saben que puede haber superado ya los 20.000 millones.
La razón está en los imprevistos, como la construcción del bunker.
No sólo por su coste, sino porque Toledo, como Roma, es una ciudad muy complicada a la hora de excavar, porque salen restos antiguos, que hay que proteger. En la excavación del bunker se han encontrado restos a proteger desde el siglo VII al XIV.
Colecciones que ya no se expondrán.
Entre otras:
— Las 2.000 banderas fueron restauradas parcialmente (una restauración completa de cada una habría costado unos 6.000 Euros, y no había presupuesto), colocadas en bateas cerradas (hacia 1997), y guardadas en otro lugar sólo accesible a investigadores autorizados.
— (Posiblemente) La colección de armaduras de combate (que no de parada) del Duque de Medinaceli.
— Las armas de fuego portátiles. Una colección de más de 7.000 piezas, catalogadas, expuestas y explicadas por un compañero mío de otra asociación, José Borja (reconocido como uno de los máximos expertos en armas de fuego de avancarga de Europa, y el mayor especialista en España, presente en la conferencia) quedarán reducidas a unas 250, perdiéndose toda la perspectiva histórica de su desarrollo. Debo añadir que Borja dedicó al Museo, de forma altruista, muchísimo tiempo. Esto me hace reflexionar si merece la pena ceder colecciones particulares a instituciones españolas, o es mejor, a nuestra muerte, cederlas a alguna institución del Reino Unido.
— Relación de fondos que se han dispersado por diferentes museos y edificios oficiales (SÓLO entre 2008 y 2009; relación impresa disponible para el que quisiera una copia).
Han ido a parar a:
Ciudad Universitaria de Madrid, Diputación de Cádiz, Mando de Artillería Antiaérea de Fuencarral (Madrid), Regimiento 82 de Agoncillo (Rioja), Brigada Acorazada (El Goloso, Madrid), Guardia Real (El Pardo, Madrid), Museo Histórico Militar de Valencia, Escuela de Guerra del ET (Madrid), IGCM (Madrid), Ayuntamiento de Bailén (Jaén), Ayuntamiento de Palencia, Academia de Ingenieros (Hoyos de Manzanares, Madrid), Museo de la Academia General Militar (Zaragoza), Mando de Artillería de Campaña (S. Andrés de Rabanedo, León), Base militar General Menacho (Bótoa, Badajoz), Parroquia castrense de la Dehesa, Museo provincial de Pontevedra, Museo Histórico militar de Burgos, Estado Mayor de la Defensa (Madrid), Ayuntamiento de Andújar (Jaén), Facultad de Informática y Comunicaciones (Univ. Complutense, Madrid), Museo diocesano y catedralicio de Ciudad Rodrigo (Salamanca), Regto Caballería Pavía, nº 4 (Zaragoza) y Patronato del Alcázar de Segovia.
Además, se comentó que, habiendo prestado la maqueta de la Ciudad Universitaria en la guerra civil para una exposición, al terminar ésta e intentar devolver la pieza, el Ministerio de defensa les indicó que podían quedársela. Ahora está en la Universidad Complutense (Madrid).
Después de todo lo anterior, se entiende por qué el Presidente de dicha Asociación habla de expolio, pero lo hace con la Ley en la mano. Porque la Ley de Protección del Patrimonio Histórico, de 1985, define como expolio de dicho patrimonio (entre otras situaciones), cualquier intento de dispersar piezas que, por ello, atente contra la unidad histórica de un determinado período o lugar.
El final. Las preguntas.
Entre otras intervenciones merece destacarse la del periodista Alfonso Arteseros (director del programa de Intereconomía España en la Memoria):
«Cuando yo era niño, mi padre me llevaba a ese museo, que me permitía conocer una faceta de nuestra historia: la militar. Y yo disfrutaba allí. Ahora ya no puedo acompañar a mi hijo, ni podré enseñárselo a mis nietos, porque ya no existe».
Una señora que se identificó como hija de un Capitán de Ingenieros, asesinado en Madrid en Agosto de 1936, dijo:
«allí había una placa con el nombre de mi padre y sus compañeros caídos. Ha desaparecido. ¿No es eso un expolio?».
Un catedrático de la Complutense comentó que un alto funcionario británico, después de visitar el Museo, le dijo:
«Después de ver museos militares por toda Europa, me doy cuenta que, a través de ellos, sólo podemos ver los imperios británico y español; el resto de los países, como tales, no disponen de un compendio».
El director del Museo del Ejército inglés (sic; yo creo que se refería al Imperial War Museum) le había dicho recientemente:
«estoy muy contento porque mi museo ha pasado a ser el primer museo del mundo de historia militar, después de que vdes. hayan acabado con el que tenían».
Para tratar de enmendar esta situación surgieron algunas propuestas, que la Asociación se comprometió a estudiar (manifestaciones, inserciones en Internet y periódicos…
El Expolio Rojo-Separatista de la magnífica Colección del Seminario y del Museo de Geología del Seminario Conciliar de Barcelona.
Uno de los mejores museos paleontológicos de España disponía de 70.000 muestras históricas. Completamente destruido por los republicanos y completamente reconstituido durante el Estado Nacional ("Régimen de Franco").
Ahora lo ocultan en su pagina web.
El Museo es propiedad del Arzobispado de Barcelona y se fundó en el año 1874.
A través de las explicaciones del Dr. Abad, nos dimos cuenta que hay que relatar su historia, por su importancia científica, por los eminentes hombres de ciencia que lo fundaron, engrandecieron. Una Institución señera, en el estudio de la paleontología en Cataluña y España, con resonancia internacional.
Su fundador y primer director fue el Dr. Jaume Almera Comas (Vilassar de Mar 1845-Barcelona 1919) teólogo, geólogo y paleontólogo español, miembro de la Sociedad Geológica de Francia. Bachiller en Ciencias Exactas por la Universidad de Barcelona, licenciado en Física, y doctorado en Ciencias Naturales en 1874.
En el año 1876 se licenció en Teología en el Seminario Central de Valencia. Fue miembro de la Real Academia de Ciencias de Barcelona, y su presidente entre 1906 y 1908, nombrado canónigo de la Sede Episcopal de Barcelona.
En 1874 fundó el Museo de Geognosia y de Paleontología, que posteriormente pasó a denominarse con el actual nombre Museo Geológico del Seminario Conciliar de Barcelona, estando situado en el edificio del Seminario de la calle Diputación.
En el año 1885 la Diputación de Barcelona encargó al Dr. Almera la confección del Mapa Geológico de la provincia de Barcelona, que confeccionó a escala 1/100.000. Más tarde de este mapa, se publicaron varias hojas a escala 1/40.000, mapa que aún se utiliza y siendo muy elogiado tanto por científicos nacionales como extranjeros.
El padre Almera escribió importantes monografías sobre los fósiles del Mioceno y otras obras científicas que no vamos a citar, por ser temas muy especializados en la materia. Mantuvo amistad con mosén Jacinto Verdaguer, quien le plasmó una fuerte influencia de la geología y reflejada en su obra poética La Atlántida, diversas poblaciones catalanas han dedicado una calle en su reconocimiento. Su nombre ha quedado perpetuado con la creación por parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas-CSIC,con un centro de investigación geológica que lleva su nombre: El Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera(1965), ubicado en el Campus Universitario de Pedralbes en Barcelona.
Instituto que cuenta con más de 70 científicos. EL ICTJA-CSIC está considerado como uno de los centros de investigación en geociencia más relevantes de España. Se puede comprobar su plena y científica actividad entrando en su web. http://www.ictja.csic.es/
Con la muerte del doctor Almera, sucedida en 1919, el Museo entra en un período de dificultades, ya que el propuesto como futuro director Mossèn/Mosén Font i Sagué, murió en 1910 a la edad de 36 años. Fue el año 1926, cuando otro discípulo del doctor Almera, el doctor José Ramón Bataller Calatayud (La Pobla del Duc, Valencia 1890-Barcelona 1962) continúa la labor del Dr. Almera como profesor del Seminario y director del Museo, fue quien lo rehízo y lo levantó de la inmensa ruina, como consecuencia de la acción de los rojos-separatistas de la II República Española.
El Dr. Bataller ha sido la personalidad científica más importante de la historia del Museo de Geología del Seminario Conciliar de Barcelona, su trabajo como gran hombre de ciencia merece que lo recordemos.
Ingresa en el Seminario a los 16 años, por influencia del Dr. Almera a la sazón director del Museo, aficionándose rápidamente a las ciencias naturales. Termina la carrera eclesiástica y se ordena sacerdote en 1917 y en 1919 se licencia en Ciencias, iniciando su labor científica hacia la paleontología.
En 1920 fue nombrado Profesor preparador de Ciencias Naturales en la Escuela Superior de Agricultura de Barcelona, asignatura que enseñó durante cuarenta años. Un año más tarde se doctora en la Universidad de Madrid (era obligatorio doctorarse en la Villa y Corte), con la tesis titulada “El Jurásico de la provincia de Tarragona”, trabajo que en 1922 lo publica la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, (organismo precursor del actual Consejo Superior de Investigaciones Científicas-CSIC).
Durante los años siguientes, realizó numerosos trabajos de campo con geólogos españoles y franceses. Fue pensionado por el Gobierno español en la Universidad de Nancy. Efectúa trabajos en las Universidades de Lyon y Toulouse, lo que le permite relacionarse con los mejores geólogos extranjeros.
En 1926 se celebra en España el XIV Congreso Geológico Internacional.
Ayuda al geólogo e ingeniero de minas doctor Lluis M. Vidal Carreras en la catalogación de su importante colección paleontológica. En su trayectoria de investigación destacan los fósiles del Mesozoico de importancia capital, y su dedicación a la cartografía geológica, para la elaboración de 23 hojas del Mapa Geológico de Catalunya, con su equipo del Seminario.
Años después y a requerimiento del Instituto Geológico y Minero de España, colabora para la realización del Mapa Geológico de España, con la confección de muchas hojas.
Bajo su dirección el Museo había superaba ampliamente el que había creado el Dr. Almera, pero en Julio de 1936, el Museo Geológico del Seminario fue saqueado y destrozado por los rojos-separatistas enemigos de la cultura y de la Fe, individuos, que con un caletre mental totalmente vacío, y sólo capacitados para la destrucción arrasaron el Museo y sus 70.000 muestras históricas, muchas de las cuales no fue posible recuperar por el Estado Nacional.
Se pudo proteger la Biblioteca, salvándose así ediciones princeps -primeras ediciones- obras únicas del Dr. Almera. Este peligroso esfuerzo de salvaguardia de la Biblioteca se pudo realizar gracias a diversos investigadores y socios del Centre Excursionista de CatalunyaC.E.C, y a su presidente Josep Mª Blanc.
Protegiendo su confesión católica, el Dr. Bataller editó tres escritos importantes durante la Guerra Civil, uno de ellos un auténtico libro de casi 300 páginas y 120 figuras y publicado por la Escuela Superior de Agricultura.
Otra característica del Dr. Bataller, era su capacidad organizadora, destacando el sistema de clasificación y organización de los libros, trabajos, publicaciones etc., sistema que al margen de las tecnologías actuales, aún las usan por su buen resultado. A tal extremo, que le encargaron la clasificación de muchas colecciones del Museo del Instituto Geológico y Minero de España en Madrid.
A partir de 1939, el Dr. Bataller con su capacidad de trabajo y con la colaboración de alumnos y especialistas, reemprendió las salidas geológicas permitiendo crear con cierta rapidez nuevas colecciones y devolver al Museo el esplendor de tiempos pretéritos, llegando a tener de nuevo 70.000 entradas de fósiles.
En el año 1949 el doctor Bataller, fue nombrado Catedrático de Paleontología y Geología Histórica de la Universidad de Barcelona –fue su primer catedrático-, y teniendo al Dr. Via como su profesor adjunto.
En el Consejo Superior de Investigaciones Científicas también aportó su trabajo y obtiene el título de Colaborador de la Sección de Geomorfología de Barcelona (1950) y nombrado Director en su Sección de Paleontología.
El año 1951 recibió apoyo moral y económico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas por la vinculación entre el CSIC y el Museo Geológico del Seminario.
El Dr. Bataller impulsó la creación de la Sección de Bioestratigrafía del CSIC.
Brevemente cito otros méritos del Dr. Bataller:
Doctor honoris causa por la Universidad de Toulouse;
fue promotor y Director de la Sociedad Catalana de Geografía entre 1948-1954;
Miembro de la Real Academia de Ciencias de Barcelona;
Miembro de la Real Academia de Ciencias de Madrid;
Presidente de la Institución Catalana de HistoriaNatural;
Miembro del l’Institut d’Estudis Catalans;
Consejero Adjunto del Patronato Alfonso X el Sabio.
Su salud empeora notablemente, y debido a su diabetes le amputaron una pierna, no obstante continuo dando clases y haciendo viajes de campo, haciéndose llevar en carro para estas investigaciones, -hemos contemplado fotografías que dan razón de ello-, falleciendo en Barcelona el 22 de diciembre de 1962.
Su extraordinaria capacidad de trabajo, tesón, memoria y pasión por la ciencia, hizo del Dr. José Ramón Bataller uno de los geólogos más importantes de Cataluña y por ende de España. Su obra científica, la forman más de 200 títulos.
Sobre su memoria, se cuenta un hecho simpático. Cuando se presentó a las oposiciones por la cátedra de Paleontología de Barcelona, el tribunal le dio un día para realizar el ejercicio práctico, y que consistía en nombrar una serie de fósiles y citar sus particularidades. El Dr. Bataller les dijo que no marchasen: Sólo necesitó diez minutos.
En la dirección del Museo le sustituyó el Dr. Lluis Via i Boada (Vilafranca del Penedes 1910-Barcelona 1991), con el cual colaboró 15 años, sacerdote y científico de resonancia mundial. Hombre ordenado y metódico, procuró enriquecer el Museo en todos los aspectos, abrirlo a los sabios y aficionados.
Durante su dirección se celebró el Centenario del Museo, leyendo el Discurso del Centenario el 29 Abril de 1975. Dedicó su vida plenamente al Museo. FueProfesor de Investigaciónen el CSIC, y miembro de la Academia de Ciencias de Barcelona. Decano de la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona.
Después de la muerte del Dr. Lluis Via, ocupó la dirección del Museo el eminente Dr. Sebastià Calzada i Badia (Barcelona 1932) (cuyo hermano falangista fue asesinado en el 36 por los rojos-separatistas). Escolapio, Licenciado y doctor en Geología.
En 1992 el Cardenal Ricardo Mª Carles le nombra Director del Museo.
El Dr. Calzada es autor más de 200 trabajos de Paleontología publicadas en varios países, y más de 40 artículos de divulgación científica.
Consultado por numerosos investigadores extranjeros.
Ha profundizado en la divulgación del Museo en todos los aspectos y creando en 1994 la Asociación de Amigos del Museo. Facilitando la creación de la Sala Cardenal Carles con finalidad didáctica para las escuelas, abriendo el mundo de la investigación al campo educativo y complementar el trabajo docente de los profesores de institutos y colegios.
La Biblioteca especializada incrementada por el esfuerzo de los Dres. Via y Calzada, supera los 14.000 títulos, integrada por libros, mapas topográficos y geológicos y trabajos especializados, siendo una de las más importantes de España dedicada a la Paleontología. Dispone actualmente de un fondo de 14.000 ejemplares.
Desde el 1939, cuando se rehicieron las colecciones, el Museo Geológico del Seminario ha recibido muchas entradas de fósiles.
El número fósiles inventariados pasa en estos momentos de 81.000.
La colección se amplía cada año con numerosas entradas ya sea por investigaciones de campo como por la aportación de colecciones privadas.
Posee un laboratorio de preparación de fósiles. Cuenta además, con un archivo histórico muy importante (los fondos Almera, Vidal, Font, Faura, Bataller, Via, etc.) y muebles blindados para la preservación de los más valiosos ejemplares
Se ha realizado la recogida, registro, preparación de rocas y tierras con microfósiles, de los que se dispone unas 500 muestras. La línea maestra de la labor investigadora del Museo, consiste en la preparación de monografías completas sobre diversos grupos fósiles con la finalidad, entre otras, de datar y correlacionar estratigráficamente los terrenos que los contienen.
El Museo dispone de personal investigador, destaca la labor del director Dr. Sebastián Calzada; el Dr. Antonio Abad y el profesor José Francisco Carrasco, por citar unos pocos.
Dispone de un servicio de ayuda a la investigación consistente en el soporte a los numerosos investigadores que lo frecuentan, acuden para estudiar ejemplares fósiles de su especialidad, especialistas de la U. Nal. Autónoma de México; del British Museum; Servicio Geológico de Praga; de París; Denver y de Universidades Españolas.
Un Museo de los de Verdad y con Solera. |
En este momento es uno de los centros más importantes del mundo en el estudio de la Paleontología.
El Museo edita las siguientes publicaciones:
-Batalleria, revista anual con los hallazgos científicos del Museo y divulgación sobre paleontología.
-Con la misma finalidad se edita la revista: Scripta Musei Geologici Seminarii Barcinonensis.
Pagurus(edición digital), revista de divulgación científica, especialmente pensada para los escolares y estudiantes de secundaria.
Butlletí de l’Associació d’Amics de l’MGSB. En esta revista trimestral se anuncia las diferentes salidas didácticas a la Naturaleza y las conferencias científicas del Museo.
El Museo dispone hoy de más de 700 holotipos gracias a la ingente labor realizada desde 1939. |
Y para terminar la pieza clave de un museo, la más importante: Su colección de Holotipos. El prestigio, relevancia y categoría científica proviene de la cantidad de holotipos que tenga, y el Museo Geológico del Seminario de Barcelona dispone más de 700 holotipos, dando así la magnitud de sus investigaciones.
El holotipo, es el ejemplar tipo o único, y sirve de referencia para la descripción de una nueve especie desconocida para la ciència o bien para que los investigadores puedan tener una interpretación correcta de la misma. Descubrir si un ejemplar es una nueva especie es un trabajo que requiere mucha preparación y que sólo la pueden realizar los científicos sumamente especializados.
Adaptado de Antonio Sieso/Sección de Barcelon
No fue solo un meteorito lo que robaron. |
El Expolio del Museo Nacional de Ciencias Naturales durante la Transición.
El Museo Nacional de Ciencias Naturales fue expoliado durante la transición cuando lo cerraron por «falta de presupuesto».
Para el juego político sí que había millones pues no debemos olvidar que la Transición fue financiada por Bancos como el Urquijo y Multinacionales como la Casa Ford. Pregúntese el lector por el oscuro motivo de una inversión económica en dicha materia política.
Las ventanas del edificio cerrado y sin seguridad fueron rotas y los cacos expoliaron las colecciónes. Especialmente la colección paleontológica, mineralógica y varias excelentes muestras de la de meteoritos.
Las piromorfitas del Valle de Alcudia sustraidas eran mucho mayores que esta. |
En la mineralógica destaca el robo de la sensacional colección de Piromorfitas de El Horcajo. Gran parte de esta colección fue recuperada posteriormente gracias a la colaboración de un aficionado que las reconoció y denunció a quien pretendía vendérselas.
Actualmente no se reconoce la ingente aportación histórica de los buenos aficionados al desarrollo de la Ciencia en general y del Patrimonio en particular. Más bien son perseguidos por las sectarias legislaciones autonómicas véndose obligados a abandonar su afición y dedicárse a otra cosa.
Se da el caso de grandes aficionados a la mineralogía (Ingenieros de Minas además) que han creado sus webs divulgativas en español en Inglaterra (.uk) posiblemente como prevención y protesta frente al maltrato legal. Estamos hablando de aficionados que realizan y publican investigaciones en minas abandonadas que nadie más que ellos realiza.
A pesar del secretismo a transcendido la labor de, al parecer, estudiantes universitarios que llenaron completamente los cubos de basura de la calle contigua al Museo de Ciencias Naturales con grandes cantidades de invertebrados fósiles.
El diario El Pís solo se enteró de la noticia buena. |
Esto ¡no me extraña nada! puesto que ya lo había oído con anterioridad de otras fuentes, que ocurría y, tal vez ocurre, corrientemente con miles de muestras recolectadas por los estudiantes en las Universidades. Probablemente por falta de espacio para almacenar la ingente cantidad de fósiles que recolectaban y/o recolectan anualmente, puesto que la muestra mínima o muestra paleontológica consiste en 1.000 o más piezas. Esto en cada uno de los ejercicios prácticos que anualmente llevan a cabo tanto con invertebrados como con vertebrados.
Así nadie más podrá disfrutarlos salvo ellos y, tras clasificarlos y contarlos para sus estudios cuantitativos, los consideraban inservibles. Bien podrían etiquetarlas y obsequiar a niños, a jóvenes y aficionados lo que ayudaría a generar nuevas vocaciones.
Se da la paradoja que mientras los buenos aficionados preservaban muestras, quienes más obligados están a la conservación del patrimonio las destruyen. Al valorar solo las que a su parecer pueden aportarles información científica nueva, datadas correctamente y procedentes de estratos concretos.
Verdaderamente la miopía de la actual legislación otorga todos derechos sobre el patrimonio geológico a quienes viven de él, dejando completamente fuera a quienes más desinteresadamente lo valoran. Digo en geología porque la arqueología es un mundo completamente diferente en el que toda protección es poca, aunque muchas veces se parezca la metodología o sus campos se solapen
Piénsese en el público que visita los costosísimos museos geológicos y centros de interpretación que pagamos todos los españoles como el propio MNCN, el MUJA, Dinópolis etc. Salen de allí casi igual que entraron, es decir con unas nociones repetitivas, simplonas y muy rudimentarias, y no suelen adquirir los estudios de los profesionales que a menudo se ofrecen en las librerías de los museos.
Esto es porque para asimilir conceptos complejos hay que tener previamente un interés, una predisposición hacia ello y una mínima formación. Sin embargo el verdadero aficionado tiene un conocimiento suficiente para entender, asimilar y saber valorar lo que está viendo. Y encima de ser tratado, poco más o menos, como un delincuente resulta que es el que adquiere las últimas publicaciones de los investigadores, ahora devenidos en únicos terratenientes, colaborando de esta manera a aumentar su pecunio.
Cuando digo «aficionado verdadero» me refiero a una especie extinta o en extinción. Los profesioneles de la geología saben, por experiencia, que los aficionados principiantes eran como los conductores de VTC que, novatos y explotados, al igual que los conductores de los taxis (12h al día, 1 día libre a la semana por 1.000€. suelen aguantar tres meses), a menudo te dan tantas vueltas como un taxi y no sale tan rentable.
Pero siempre la paciencia con el público, porque se trataba de su auténtico público al margen de los estudiantes, es recompensada.
Es necesario explicar al lector que un estrato geológico fosilífero suele contener fósiles de invertebrados en toda su extensión y puede producir numerosos afloramientos en muchos kilómetros cuadrados abarcando numerosos términos municipales y que cuando desaparece superficialmente continúa bajo tierra. Otra cosa distinta son los lugares puntuales de interés geológico o de vertebrados que sí se deben proteger legalmente ¡sobre todo de las obras públicas y privadas! Hoy en día se realizan labores de labranza en yacimientos de vertebrados estudiados sin que esto ocasione, al parecer, perjuicio para el conocimiento científico.
Sería prolijo, aunque conveniente, mencionar los transtornos ocasionados por las autonomías a la hora de proporcionar permisos de excavación a los profesionales especializados etc, etc…
La Destrucción «Democrática» de los magníficos Yacimientos Achelenses por las Obras de la M-45 en el Ensanche de Vallecas.
Escombreras llenas de industria lítica en las obras de la M-45. Eran yacimientos conocidos y constaba publicada su existencia en los años 70.
¿Fue por un descuido o hubo algo más?
La Obra Socialista-Pepera del AVE en el «Túnel de Paracuellos» a través del Liásico con Grandes Ammonites de Ricla. Y otros yacimientos Arqueológicos
¡Ni todos los aficionados de Europa juntos y equipados con herramientas, excavando durante años sin parar, podrían hacer tal agujero en uno de los mejores Liásicos (Jurásico inferior) de España! situado en el tramo Calatayud-Ricla.
Hago notar el agravio comparativo de las sectarias legislaciones autonómicas y nacionales, pues mientras que el aficionado recoge lo que la propia naturaleza ha extraído y está pronta a destruir, las obras públicas realizan movimientos masivos de toneladas de materiales.
Bien podría decirse que socialistas y peperos cometieron un nuevo genocidio en «Paracuellos». Esta vez de miles de moluscos fósiles.
El Liásico de Ricla contiene especies poco habituales en el Lías de la Cordillera Ibérica, algunas de las cuales llegan a alcanzar tamaños sorprendentes, estando entre las mayores que pueden encontrarse en este período.
El Tribunal de Cuentas ve «deficiente» el cumplimiento de las normas de protección.
El GIF no justificó suficientemente haber cumplido las medidas para disminuir impactos.
La construcción de la plataforma del AVE entre Madrid, Zaragoza y Lérida desde el año 1998 hasta el 2002 dejó mucho que desear desde el punto de vista de la protección y el cuidado ambiental, según ha constatado en un informe oficial el Tribunal de Cuentas. Este organismo fiscalizador ve «bastante deficiente» el cumplimiento de la normativa conservacionista por las empresas estatales, entre ellas, el extinto GIF, que ejecutó la línea de alta velocidad.
El informe del Tribunal de Cuentas, concluido hace escasos días, analiza la actuación del GIF (Gestor de Infraestructuras Ferroviarias) en el periodo 98-02 en la construcción de diferentes tramos de la línea AVE. En concreto, se centra en varios proyectos del enlace Zaragoza-Lérida, en las actuaciones entre Madrid y Calatayud, en el subtramo Calatayud-Ricla y en la conexión Ricla-Zaragoza.
La inversión que llevó a cabo el ente gestor –actualmente desaparecido por la reconversión de los sistemas ferroviarios– fue de más de 5.000 millones de euros en el citado periodo, mientras que los gastos ambientales en las obras de los tramos citados fueron de 104 millones.
El documento oficial constata que los proyectos tenían declaración de impacto ambiental, pero en los diversos casos analizados el Tribunal de Cuentas llega a conclusiones similares. La más habitual es que el GIF no facilitó el programa de vigilancia ambiental, de forma que no se ha podido comprobar «si su contenido se ajustaba al condicionado» de la citada declaración de impacto.
En el informe se detallan las deficiencias.
Por ejemplo, cuando se refiere a las obras del subtramo II del enlace Zaragoza-Lérida indica que se había establecido la obligación de reconocer los posibles yacimientos arqueológicos que surgieran en el trazado para preservar el patrimonio artístico y cultural.
Y se había fijado también como medida «imprescindible» la total excavación y documentación de varios yacimientos (Barrada I, Cabeza Morrudo I, Cabeza Morrudo II y La Cruz de Piedras).
Según el Tribunal de Cuentas, el GIF no facilitó ningún informe ni documento para acreditar «que se realizó la campaña de reconocimiento de yacimientos arqueológicos y se adoptaron las medidas establecidas para la protección de los yacimientos» citados.
Otro ejemplo alude a la construcción del tramo de la variante de Calatayud-Ricla.
De nuevo, el tribunal asegura que el ente gestor no acreditó el cumplimiento de las medidas diseñadas en la declaración de impacto y se limitó a comunicar en septiembre del 2004, dos años después de la conclusión de las obras, que había enviado un escrito al Ministerio de Medio Ambiente para dar cuenta de los programas de seguimiento y vigilancia ambiental.
Conocimiento sin Dignidad: Los Mejores Científicos del Mundo sin Carácter y con los Pantalones Bajados.
¿Por qué? ¿si los cientificos españoles e Hispanos están actualmente entre los mejores del mundo en sus respectivas especialidades?
¡Pues eso digo yo!
Por la Colonización Cultural anglosajona que han tenido que aceptar para ser reconocidos.
¡Resulta que, para que un gran hallazgo pueda ser aceptado por la comunidad científica internacional tiene que ser publicado en unas revistas muy determinadas y en inglés!
No solo el artículo tiene que escribirse en inglés sino que ¡La Revista donde se publique tiene que tener su nombre en Inglés para ser aceptada internacionalmente!
De este modo la Revista de la Sociedad Española de Paleontología, por poner un ejemplo conocido, cambió su nombre para poder ser aceptada y recibir trabajos
Claro que muchos científicos con personalidad y amor al próximo y a su propia cultura protestaron pero… ¡nada que hacer frente al lejano apego que garantiza el éxito fácil!
Desde aquí Falange Española Digital propone la creación de una Comunidad Científica en Habla Hispana que pueda frenar las ansias imperialistas de los científicos anglosajones.
Además; siempre se publicó un resumen en inglés de cada artículo en estas revistas especializadas…
El Yacimiento Olvidado de Navares de las Cuevas.
Uno de los más importantes yacimientos de vertebrados Cenomanienses-Turonienses de España, por sus especiales características, ha sido olvidado y relegado ocasionando que las obras de un camino lo atraviesen, sin recuperar los materiales desplazados.
No ha sido mucho el daño, pero veremos que sorpresas nos depara el futuro.
Este yacimiento fue despreciado por la comunidad científica por dos motivos:
1º Parece ser que solo puede datarse mediante su asociación faunística y, lo que de ella se conoce, no es determinante. Además se trata de una Biota alóctona, al menos en su aporte continental, de restos desplazados, al igual que muchos otros yacimientos considerados importantes.
2º Ha sido dada a conocer su existencia en una revista científica española de primer órden, llamada Batalleria, que está fuera del circuito del imperialismo anglo-sajón.
Al científico que escriba en esta y muchas otras, aún siendo de gran nivel científico, no le valdrá para su curriculum profesional. Porque no es aceptada por los anglo-sajones.
Desde esta humilde página queremos llamar la atención de la comunidad científica sobre su protección frente a las obras públicas futuras puesto que, lo que hoy es difícil de datar, el día de mañana es muy probable que podrá fecharse definitivamente como Cenomaniense (probablemente) y encontrar su lugar en la columna estratigráfica
Las obras del AVE en 2016 acaban con 2 yacimientos, uno de los cuales confirmaría las fechas de fundación de Huelva.
Los terrenos que demostraban que Huelva es la ciudad más antigua de Occidente son excavados para igualar los de las obras de la nueva estación de RENFE
ADIF niega que haya causa-efecto en las actuaciones, pero dice que abrirá una investigación para aclarar lo sucedido
Decenas de fósiles se han perdido por esta actuación, a pesar de los informes de los técnicos que recomendaban no tocar los terrenos sin supervisión
Los restos que atestiguarían que Huelva es la ciudad más antigua de Occidente, destruidos en pocos meses.
Y no por un accidente o un fenómeno natural, sino por una sucesión de errores que, de momento, están en manos de la Guardia Civil. Ya hay una denuncia oficial. De momento, un arqueólogo onubense, Diego González Batanero, ha denunciado ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil la destrucción de un yacimiento arqueológico en Huelva para el relleno de las obras de la nueva estación de tren de la ciudad
Se trata del yacimiento arqueológico La Orden-Seminario, donde se habría certificado la presencia de Huelva de finales del Neolítico, convirtiéndola en la ciudad más antigua de Occidente.
Son unas obras que realiza la Administración central, pero sus representantes políticos en Huelva apuntan a que la responsabilidad es del Ayuntamiento, gobernado desde mayo por el PSOE.
Las máquinas han trabajado en un yacimiento donde los restos arqueológicos estarían casi a ras de suelo, de modo que han quedado destruidos, por lo que el caso se ha puesto en manos del Seprona para buscar responsables y responsabilidades, mientras que el Colegio de Doctores y Licenciados en Ciencias y Letras lo ha llevado a la Fiscalía de Medio Ambiente.
De momento, la Fiscalía ya tiene conocimiento de lo sucedido en este lugar, concretamente en una de las parcelas del Plan Parcial 8 – El Seminario, protegidas en 2007 después del hallazgo en 2006 de los restos arqueológicos que, a la espera de la excavación arqueológica, situaba a la ciudad como la más antigua de occidente.
En busca de responsabilidades.
A la espera de soluciones, se han sucedido los comunicados. El primero, el del Ayuntamiento de Huelva, que anunció la apertura de un expediente sancionador y de restitución de la legalidad urbanística a los responsables de lo que consideran «vaciado ilegal» del terreno pues «en ningún momento» se ha solicitado al Consistorio licencia de obras para la ejecución de esos movimientos de tierra.
Algo que, según dejaron claro,
«no se hubiera otorgado bajo ningún aspecto sin el estudio y supervisión arqueológicas pertinentes, pues es una prioridad defender y salvaguardar el patrimonio de Huelva».
Por su parte, Izquierda Unida ha anunciado la presentación de una denuncia ante la Fiscalía, como ha dicho el presidente del Grupo Municipal de IU en el Ayuntamiento de Huelva, Pedro Jiménez, que ha calificado los hechos ocurridos como «un auténtico atentado contra el patrimonio histórico de la ciudad que no puede quedar impune».
«Es gravísimo lo que ha ocurrido en cuatro parcelas del Plan Parcial número 8, donde se encuentra uno de la yacimientos arqueológicos más importantes descubiertos en España en los últimos años», ha añadido Jiménez.
Para Pedro Jiménez
«es inaudito que se haya extraído tierra de esas parcelas para el relleno de la nueva estación ferroviaria, sin que la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Huelva tuvieran conocimiento de ello y sin que se hubiesen solicitado los permisos legales necesarios».
Por su parte, desde la Delegación Territorial de Cultura se ha informado de que se está redactando un informe sobre lo sucedido en los terrenos del yacimiento, después de que el pasado miércoles tuvieran conocimiento de esta situación a través del Seprona, que le solicitó información sobre el mismo.
Los técnicos de la Delegación de la Junta ya han visitado la zona para comprobar in situ qué es lo que ha sucedido y cuál es el estado de los terrenos, toda vez que forman parte de un Bien de Interés Cultural (BIC).
Concretamente, este yacimiento de La Orden-Seminario fue declarado BIC por la Junta de Andalucía en 2007, con la catalogación de zona arqueológica; la conservación de este tipo de bienes corresponde a los titulares o propietarios.
«El daño es irreparable»
La persona más indignada con este hecho es quién lo ha denunciado.
«El daño realizado es irreparable», explica González Batanero, que precisa que durante tres años participó en las excavaciones que se hicieron en algunas parcelas del terreno expoliado, y confía en que hechos como éste sirvan «para que las administraciones tomen conciencia y estén vigilantes ya que se trata de un Bien de Interés Cultural».
Ha explicado que fue un conocido el que el pasado 8 de enero le comenta si sabe algo de los movimientos de tierra que se están llevando a cabo en esa finca:
«Le dije que no pero esa misma tarde me acerqué y vi un agujero inmenso, hice fotografías y me fui a casa para contrastarlas con las que tenía en mi ordenador, así como con la información del sitio que tengo en mi poder». «Rápidamente entendí que allí había indicios de irregularidad, ya que se había actuado en una parcela BIC, sin control de ningún tipo», ha indicado.
Daños a restos fósiles
El asunto tiene, además, un matiz que parece haber pasado desapercibido.
Un informe realizado por expertos en paleontología en 2006 en los mismos terrenos certificaba la presencia en esos terrenos de un área rica en restos fósiles animales en unos 200 metros cuadrados.
En aquel entonces se reconocieron restos de costillas, vértebras y otros huesos indeterminados asignables a un cetáceo, posiblemente una ballena, así como dientes de tiburones, malacofauna y madrigueras de crustáceos (icnofósiles). A la vista de lo observado, las recomendaciones de los expertos fueron que nada se tocase sin antes consultar con la gente que lo había estudiado, para que ningún resto peligrase.
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